Esta es
la hipótesis
que sugiere que las “semillas” o la
esencia de la vida prevalecen diseminadas por
todo el universo y que la vida comenzó en la Tierra gracias a la llegada de tales semillas a nuestro planeta.
Estas ideas tienen su origen en algunas de las consideraciones del filósofo griego Anaxágoras. El término acuñado por el biólogo alemán Hermann Ritcher en 1865 usando el griego παν- (pan = todo) y σπερμα (sperma = semilla).
Fue en 1908 cuando el químico sueco Svante August Arrhenius usó la palabra panspermia para explicar el comienzo de la vida en la tierra. El astrónomo
Fred Hoyle también apoyó la idea de la panspermia.
Existen pruebas de bacterias capaces de sobrevivir largos períodos de tiempo incluso en el
espacio exterior, lo que apoyaría el mecanismo subyacente de este
proceso. Estudios recientes en la India apoyan la hipótesis.[Otros han hallado bacterias en la atmósfera a altitudes de
más de
40 km donde, aunque
no se espera que se produzcan mezclas con capas inferiores, pueden
haber llegado desde éstas.
Bacterias Streptococcus mitis que fueron llevadas a la Luna por
accidente en la Surveyor
3 en 1967, pudieron ser revividas
sin dificultad cuando llegaron de vuelta a la Tierra tres años después.
Una posible consecuencia de la panspermia sería que la vida en todo el Universo poseería una base bioquímica similar, a menos que hubiera más de una
fuente original de vida. El mayor inconveniente de esta teoría es que no resuelve el
problema inicial de cómo surgió la vida, si no que se limita a mover la responsabilidad del origen a otro lugar. Otra objeción a la panspermia es que las bacterias no sobrevivirían a las altísimas temperaturas y las fuerzas involucradas en un impacto contra la Tierra, aunque no se ha llegado aún a posiciones concluyentes en este
punto (ni a favor ni en contra), pues se conocen algunas especies de bacterias extremófilas capaces de soportar condiciones de radiación, temperatura y presión extremas.
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