miércoles, 25 de mayo de 2011

Joseph Altman, Árturo Álvarez-Buylla, Giacomo Rizzolatti, viaje al centro del cerebro humano

Joseph Altman, descubridor de la neurogénesis en adultos

Joseph Altman inició sus investigaciones en 1961 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) hasta que en 1968 se trasladó a la Universidad de Purdue (Indiana). Cómo investigador independiente del MIT descubrió la neurogénesis en adultos.
Este hallazgo, que Altman realizó en la década de los 60, recibió muy poca atención por parte de la comunidad científica hasta que en los años 90 se demostró la veracidad de su teoría. Su labor investigadora certificó, utilizando la técnica de autorradiografía con timidina tritiada para marcar células en división, la existencia de neurogénesis en algunas áreas del cerebro postnatal y adulto de la rata, especialmente en el bulbo olfativo y el giro dentado.
Cerebro humano

Arturo Álvarez-Buylla, especialista en células madre neuronales

El neúrologo mexicano Arturo Álvarez- Buylla, que trabaja en la Universidad de San Francisco en California, es uno de los pioneros en la investigación de células madre en el cerebro. En 2004 su equipo descubrió experimentando con ratones, una reserva de células madres cerebrales que se comportaban como nuevas neuronas en el laboratorio. Los científicos sospechan que en condiciones normales las células no derivan en neuronas, pero quizás sí cuando hay alteraciones en el cerebro, por lo que su actividad podría estar relacionada con el desarrollo de tumores.
La generación de nuevas células en áreas dañadas del córtex es una de las posibilidades que se barajan para tratar enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Tal y como describe Álvarez-Buylla: “Su valor es que identifica nuevos mecanismos que explican cómo se forman las células nerviosas; esto permitirá nuevos enfoques (…) para que se generen nuevas neuronas con utilidad terapéutica”.

Giacomo Rizzolatti, el padre de las neuronas espejo

En 1996 el equipo dirigido por el neurobiólogo de origen ucraniano, Giacomo Rizzoletti, en la Universidad italiana de Parma, investigaba una parte del cerebro de los macacos vinculada al movimiento. Por casualidad, descubrieron en los animales un nuevo grupo de neuronas a las que llamarían “neuronas espejo o especulares”. Los científicos comprobaron que las células cerebrales de los monos se “encendían” no sólo cuando se movían, sino cuando veían hacerlo a otros.
El sistema espejo, que existe en los humanos pero con un funcionamiento más complejo, permite hacer nuestras las acciones y los sentimientos de los demás, el principio básico de la empatía. La investigación de Rizzoletti es de tal importancia que se ha llegado a afirmar que “el descubrimiento de las neuronas espejo hará a la psicología, lo que el ADN a la biología”. Este grupo de neuronas explicaría porque somos “animales sociales”; abre el campo a investigaciones sobre el origen del autismo o la esquizofrenia.

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